Arte y Cultura.

Con esta última publicación finalizo la serie de “arte en El Salvador” en donde logramos capturar la esencia de lo que es ser un Salvadoreño “cachimbon”, conocimos de magos, poetas, músicos, deportistas y todo un conjunto de personajes excepcionales Salvadoreños, claro está, que marcaron la vida de muchas personas y pusieron en alto a nuestro país.

Sabemos que también somos productores de productos de muy buena calidad (artesanos), contamos con música “rock guanaco” y mucho más, la verdad es que nuestro pequeño país no tiene nada que envidiar a los demás, pues lo tenemos todo en el mismo lugar.

Y se preguntarán ¿Cuál es la importancia del arte?, pues mejorar la juventud salvadoreña para que sean personas integras, y hacer de las siguientes generaciones personas más sensibles a las expresiones de arte y menos propensas a la manipulación de los medios para masas, no más que para educar, nuestro país necesita educación en todos sus niveles, para crecer, mejorar y preservar.

Aprender un arte, es mejorar la calidad de nuestra capacidad de disfrutarlo, igual que aprender un deporte ya que al conocerlo lo podemos apreciar y entender mejor que si únicamente lo vemos; claro, ya hemos mencionado también que el deporte es un tipo de arte que pocos se atreven a disfrutar.

Creo que nuestro problema es más cultural… Pues, nuestra gente prefiere comprar un producto importado que uno hecho a mano y nacional, tiene problemas de confianza con su hermano salvadoreño, decide tomar una actitud errónea y a su vez botar nuestra economía, pues se sabe de antemano que si compramos local beneficiamos al emprendedor, se propulsa la distribución de la riqueza y la economía se hace más sólida.

Podemos decir con certeza que arte es una palabra muy bien definida por el diccionario, pues es entendido generalmente como cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, a través de diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales y mixtos.

Y claro, si termináramos por creer en nuestro hermano salvadoreño veríamos los cambios que tanto deseamos, porque al final del día los buenos somos más.

Claro, el trabajo para el cambio no es solo de nosotros, sino también con la ayuda del gobierno y eventos culturales y apoyando a los deportistas y artistas, pero como todo cambio, no esperemos a que el otro haga algo, que empiece por nosotros.

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